Yo me pasé el curso pasado escuchando los "sirves" de mucha gente.
Sirves para esto, esto es lo tuyo, sirves para redactar, no te va a costar trabajo, todo va a ir bien porque sirves. Algo así como tírate sin mirar, nunca lo harás mal del todo, es como si tuvieras un colchón debajo porque sirves. Sirves para esto.
Y ahora vengo yo otra vez, regresión al pasado, a estas alturas hace un año, cuando no tenía ni la más remota idea de qué hacer, dónde ir, qué estudiar. Ahora sigo sin tener ni idea de qué hacer con mi vida, con el agravante de que se supone que ya estoy haciendo algo. Este no era el año para pensarlo, no iba a ser el año de las dudas, de los malos ratos, del asqueamiento en general. Este año iba a ser el principio.
Véase también: no me gusta el periodismo. Es más, si no fuera injusto y políticamente incorrecto, me atrevería a decir que estoy empezando a odiar el periodismo. O, para ser más justos, mi carrera. Que no sé si tiene mucho que ver con periodismo o no, y me voy a quedar sin saberlo.
No voy a echarle la culpa a las asignaturas insulsas, al hecho de saber un poco de todo y mucho de nada, a las prácticas estúpidas, a los profesores que no despiertan ningún interés (en ocasiones hasta hacen por anularlo). Aunque podría hacerlo. Puede que otro día lo haga.
No, voy a echarme la culpa a mí. La que llegó en septiembre a la facultad y cuando alguien le mencionó a Camps (seguramente el primer día, seguramente la primera hora de clase... seguramente la primera palabra que alguien cruzó conmigo fue "Camps", xD) preguntó: "¿y ese tío quién es?"
Quiero decir, ¿en qué puñetero momento se me ocurrió estudiar Periodismo? La política me produce urticaria, leer sobre economía es para mí similar a mirar kanjis chinos, abro los periódicos solamente para mirar las programaciones del cine, soy la primera en preguntar "¿eso es verdad?" cuando alguien habla de temas de actualidad. De actualidad de hace dos semanas. En serio, ¿en qué momento?
Porque algunos de los que me decían que servía ahora me dicen "tienes razón, no te pega nada", y algunos de los que no dijeron nada ahora me dicen "te lo dije". Que, por cierto, va a tener el mismo efecto que suelen tener muchos de los consejos y las opiniones que se me dan (véase: absolutamente ninguno).
Y bueno, si nos vamos a poner sinceros, aparte del hecho de que no me gusta... no sirvo. No, no sirvo para esto. Se me da fatal, no sé poner titulares a noticias sobre señores que reciben facturas del gas a nombre de Antonio Gilipollas Caraculo, no sé redactar historias de curas que abusan de menores deficientes con objetividad, mis prácticas demuestran que no sirvo ni siquiera para hablar de sucesos que tienen como protagonistas a mapaches que se cuelan en chalés y matan canarios. No sirvo.
Y todavía no tengo muy claro si me molesta o me alegro de no servir para esto.