viernes, 10 de diciembre de 2010

Que a veces todo es tan normal

Si me gustaste desde el primer momento fue porque bastaba con mirarte para saber que eras de ésos que han crecido por accidente, de esos que prefieren encontrarse una estrella medio enterrada en el barro a diez diamantes limpios dentro de una cajita, o que prefieren desayunar chocolate con churros en la cama a las sábanas limpias. No es como si hubiera podido evitarlo...

domingo, 5 de diciembre de 2010

No paro de repetirlo, me encantan los perros. Me encanta que sean tan bobos, que te sigan a todas partes, que no se enteren muchas veces de nada, que ladren, que vengan y te den el gusto de comer de tu mano, que te pringuen toda la cara de un lametazo porque te quieren.

Pero siempre preferiré a los gatos. Que son ariscos, que te arañan, que bufan, que tienen el pelo suave y bonito pero no te dejan tocarlo mucho rato, que si te buscan es probablemente porque tienen hambre o se sienten solos, que se escapan durante días, pero al final sabes que no pueden vivir sin ti, ni tú te imaginas viviendo sin ellos.

Prefiero a las personas gato también. Problemáticamente.